Hay muchas maneras de viajar. El arte o el amor son una de ellas. Pero en este artículo vamos a referirnos al hecho de ir de un lugar a otro para ver, explorar y conocer nuevas fronteras que nos abran nuevos caminos y horizontes. El término ‘viaje’ procede del latín ‘viactium’, lo cual simboliza el camino. Es toda acción o consecuencia de viajar, tanto en solitario como acompañado.
Existen numerosas formas de viajar según los intereses, necesidades y gustos de cada uno, lo cual da también lugar a diferentes tipos de viaje. Vamos a explorar las principales maneras de viajar y, por tanto, la clasificación que podemos encontrar a la hora de realizar y organizar una de estas travesías para que te aclares las ideas y encuentres la inspiración o el impulso que buscas.
Tu tipo de viaje ideal
1. Viaje playero: Chiringuitos, sol y mar
Un clásico del verano. Turismo de sol y playa. Cómo nos gusta pasar unos buenos días tirados a orillas del mar, desconectando y sin más preocupaciones que las de tener cuidado con las olas, no quemarnos bajo el sol o dónde comer o tomarnos esa cervecita o cóctel en los mejores chiringuitos de la zona. Aunque también existen excepciones y personas que prefieren mantenerse lejos de la sal y del sol. En caso de que formes parte del primer grupo, este tipo de viaje siempre será una buena opción si lo que buscas es disfrutar del mar, del buen tiempo y si tu intención es la de recargarte las pilas disfrutando de la brisa marina, del pescado fresco o de las especialidades de la zona a la que vayas.
Existen infinidad de opciones y destinos con playa: desde más urbanitas y cosmopolitas, repletos de ambiente y actividades por hacer hasta más vírgenes, tranquilos y paradisíacos para poner el modo avión, decirle adiós al mundo y concentrarse simplemente en el sonido de las olas o en las vistas que estas te ofrecerán. Viajes playeros hay para todos los gustos y de todos los colores.
2. Viaje rural: Escapas, naturaleza y desconexión
Quién no quiere irse de vez en cuando a pasar unos días rodeado de naturaleza para estar en contacto con ella y dejar sus problemas atrás. La evasión es muy fácil de conseguir en este tipo de destinos, en donde las vistas suelen ser increíbles y la paz se respira en cada rincón.
Tras el gran éxodo rural que vivimos en la segunda mitad del siglo XX en Europa, las políticas comunitarias han favorecido desde entonces el turismo en pequeños ayuntamientos con el objetivo de recuperar viviendas deshabitadas y reocuparlas por personas interesadas en vivir una vida más tranquila y escapar de las masificaciones propias de las ciudades. De este modo, el turismo rural ha cobrado mucha fuerza en los últimos años y a día de hoy es realmente valorado y apreciado por muchos y muchas.
Este tipo de viaje te permite escapar de los núcleos urbanos, del bullicio y de la actividad caótica y desbordante que en muchos casos marca el ritmo de la ciudad para tomar contacto directo con la naturaleza y poder respirar de ella. Además, muchos de los alojamientos dedicados a este tipo de oferta turística suelen ofertar actividades relacionadas con la naturaleza o el medioambiente, de modo que podrás encontrar distintas rutas de senderismo, actividades con animales, escalada, prácticas de agricultura e incluso experiencias de astroturismo para disfrutar de los oscuros, profundos y plateados cielos nocturnos.
No olvides desconectar también de las tecnologías y dejarlas apartadas al menos por un rato para vivir la experiencia al completo. Los viajes rurales son una manera genial de reponer fuerzas y coger aire, de recuperar un estado natural de relajación y de ampliar perspectivas que el acelerado del ritmo del día a día a veces oscurece y nos descentra de lo realmente importante: disfrutar del presente que vivimos.
3. Viaje cultural: Conoce y experimenta
Este tipo de viaje hace referencia a los viajes planificados con el fin de conocer, experimentar y participar en los estilos de vida propios de cada destino al que se viaja. Empaparse de cultura y experiencias para aprender sobre los datos más interesantes del lugar, de modo que el viajero puede lograr acercarse de una forma profunda al patrimonio de ese territorio determinado.
Hay tantos viajes culturales como países en el mundo: un sinfín de zonas que explorar y sociedades de las que aprender nuevos modos de ver y entender la vida. Lo mejor de estos viajes es que, si logras sumergirte y abrir los sentidos lo suficiente, podrás llevarte un cachito de ellos contigo. Son experiencias que difícilmente se olvidan y que suelen marcar mucho la memoria del viajero. Ya no hablamos de tener que hacer las máximas fotos o vídeos posibles, o de anotar cada cosa que aprendas o experimentes, sino de sentirlo desde dentro para recordarlo sin necesidad de elementos externos -que tampoco están de más-.
Sumérgete en un viaje cultural y sácale el máximo provecho posible, aprendiendo de las costumbres y respetando los valores ajenos como un buen viajero abierto al mundo y a todas las posibilidades que este ofrece.
4. Viaje de negocios: Súmate al bleisure
Desde el boom del turismo de los años 70 y 80, los viajes de negocio comenzaron a cederle el protagonismo a los viajes por ocio. Pero en los tiempos que corren son muchos los profesionales que deben trasladarse y desplazarse por motivos laborales a otro lugar de destino por un tiempo determinado. Por eso, en estos casos tanto la planificación previa como el mantenimiento de un correcto nivel de productividad es fundamental. Para hacer un viaje de negocios sería buena idea que contaras con un equipaje ligero y una agenda en la que anotar cada pequeño detalle para dar pie a la mejor organización posible.
Existe un concepto, bleisure, que une las dos palabras en inglés business y leisure, o lo que es lo mismo: negocios y ocio. Se trata de una recomendación para que, a la hora de realizar un viaje de este estilo, también puedas compaginar las horas laborales con tiempo de calidad y de ocio para darle rienda suelta a la diversión y dejar aparcado un rato el estrés. Así las cosas se enfocan de otra forma. Si haces un viaje de negocios no desaproveches la oportunidad de conocer el lugar, sus gentes y brindarte alguna que otra experiencia satisfactoria en tus horas libres.
5. Viaje solitario: Crecimiento personal
Esta es una gran opción si tu intención es la de sumergirte en las profundidades de tu interior. Al final los viajes en solitarios, en la mayoría de los casos terminan desembocando en dos tipos de viajes: el que haces para conocer el lugar y el que haces para conocerte un poco más a ti mismo. Y es que estarás muchas horas del día contigo mismo, en silencio, escuchándote, observándote y aguantando tus propios problemas.
Un viaje en solitario puede ayudarte a aprender a tomar distancia de tus problemas habituales y pensamientos automáticos para airearlos mientras vives nuevas experiencias y aprendes nuevos conceptos que te asegurarán un impulso en tu desarrollo y crecimiento personal. Muchas personas que se han lanzado a esta experiencia confirman que es una aventura digna de vivir al menos una vez en la vida. Así que, si estás pensando en viajar solo y convertirte en tu mejor compañero de viaje, deja los miedos y prejuicios en casa y hazte con una buena dosis de motivación y valentía para emprender uno de los mejores viajes de tu vida.
6. Viaje familiar, con amistades o en pareja: Compartir es vivir
Uno de los grandes placeres de la vida, que, unido a la posibilidad de compartir y pasar tiempo con tus seres queridos, puede hacer del viaje toda una gran experiencia llena de sensaciones y diversión asegurada. También es cierto que la convivencia a veces genera roces, pero eso es algo que también forma parte de la aventura y puede resultar incluso positivo especialmente de cara a reforzar y afianzar aún más tus lazos personales.
Si estás reflexionando sobre viajar rodeado de tus amigos, familiares o bien con tu pareja, necesitaréis un plus de organización, ya que, como es lógico, cuantas más personas estén involucradas en la planificación del mismo más probabilidades habrá de que surjan intereses y preferencias distintas o desacordes. Nada que no pueda solucionarse con una buena dosis de entendimiento y comunicación a la hora de planificar la experiencia. Eso sí, siempre teniendo algo de margen y antelación, puesto que siempre existe la posibilidad de que surjan imprevistos, además de la gran cantidad de opciones disponibles sobre las que elegir. Una vez esté todo listo, relájate y disfruta del viaje y de la compañía para pasar unos maravillosos días.
Como hemos visto, existen distintos tipos de viaje de los que disfrutar tanto solo como acompañado y en diversos entornos. De todos estos viajes, ¿con cuál te quedas? ¿Los has probado todos ya o te queda alguno pendiente? Si te apetece, háznoslo saber en el formulario de abajo contándonos qué te pareció y qué es lo que más destacarías del lugar.